La pared y la puerta

Natalia se pone frente a la pared,
la mira fijo, hace una mueca, le sonríe, 
y se golpea contra ella hasta desmayarse.
Cuando despierta, con la cabeza sangrando,
se sienta en el piso y llora:
Porqué me pasa esto a mí, siempre a mí.

Alguien se acerca y le explica 
que la puerta esta un poco más allá y que...

No! grita, no me diga nada.
Esto no se trata de pensar,
hay que hacer lo que nos diga el corazón
porque eso es lo que vale.

Alguien se va.

Natalia se pone frente a la pared,
la mira fijo, hace una mueca, le sonríe, 
y se golpea contra ella hasta desmayarse.

Un cuerpo

Hay cosas que no se tapan con tiempo. 
Cosas que ya pasaron y seguirán pasando.
Es más, en este preciso momento
un hombre cae de un balazo 
sobre una tierra que callará su sangre.
Ahora, sí ahora, mientras usted lee esto, 
allá, afuera,
hay un cadáver cubierto de hormigas, 
tirado en un campo de soledad y lluvia 
y sol de mediodía.
El cuerpo frío de un soldado anónimo
que ha muerto en un lugar desconocido. 
Tan triste y absurdo como eso.
La moral al servicio de la muerte, 
eso es la guerra.
El cuerpo sigue ahí.
Le dejo a usted las fechas y las banderas.