Tu sonrisa suelta.: junio 2011

domingo, 26 de junio de 2011

Desconocido

Quién eres tú que me persigues 
desde siempre
y me espías por la calle con ojos de extraño.
Porqué te escondes en el lado espiritual 
de los espejos, 
como una luna abandonada, como un sueño.
Con qué propósito cruel susurras en mi oido 
las cosas que pienso.
Sin encontrarme nunca en una esquina
para darnos la mano como sombras.
Sin darte a conocer cuando te ríes 
de mi llanto.
Quién eres tú esperando.

De que callada manera.

De que callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera.

yo muriendo...

y de que modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de Abril.

¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto?
como si fuera la primavera.

no soy tanto...

En cambio que espiritual 
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal.

De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera.

yo muriendo...
yo muriendo...
                                        
                            Nicolas Guillen

viernes, 17 de junio de 2011

miércoles, 15 de junio de 2011

iluso

Anoche escuchaba a Dolina, y como siempre, en medio de tanto humor se despachó con una de sus reflexiones. Uno espera, dice Dolina, que la vida responda a todo tipo de leyes teatrales y artísticas, a simetrías tales como: a toda perdida corresponde un beneficio, o quien las hace las paga, si una puerta se cierra otra se abre y etc, etc, etc... Uno cree incluso en los merecimientos, en esa especie de justicia divina que repartirá a cada quien lo que merece. 
Y la verdad es que nada de esto existe. Uno vive como puede hasta que muere y nada más.
era todo? pregunté (soy un iluso)

sábado, 11 de junio de 2011

Quedándote o yéndote.

"alguien" dijo: "...y si hoy es pronto, mañana inevitablemente sera tarde" Pero no hablaba de tiempo, sino de caminos paralelos, más específicamente de amores imposibles. Porque cuando dos almas se cruzan no necesitan ni balances ni palabras, basta con un gesto (una sonrisa, una mirada), para reconocerse y decidir. Todo lo demás son escusas de una cabeza que no se resigna a perder. Por más que hiciere, la matemática es irreductible, las paralelas no se juntan.
Mucho tiempo antes, en la sala de espera de una asistencia médica, "alguien" escribió detrás de una receta: "Bufanda de pocos flecos, tu bien lo sabes, el tenerla o no tenerla no me salva, de la antigua soledad que cría el alma". Demás está decir que no quisiera ser alguien.

viernes, 10 de junio de 2011

martes, 7 de junio de 2011

Permiso Gabriel...

La palabra destino lo ponía mal, lo hacía sentir inútil, él prefería hablar de lógica de la vida. Se pasaba horas pensando situaciones y buscando reglas generales.
Lo cierto es que ese día estaban todos en la mesa: su avejentado padre, sus hermanas rodeadas de hijos bochincheros y contestadores, la eterna presencia ausente de su madre y él.
No había nada raro, la lógica funcionaba a la perfección. Ya nadie preguntaba por su vida ...y para cuando ...y qué paso con esa chica tan callada. Su soledad había sido aceptada como cualquier novia.
Él era solo y eso era razonable, porque estaba predispuesto a perder, incluso antes de encontrar lo que buscaba. De alguna forma el mundo necesitaba que él siempre perdiera para seguir funcionando.
Después de los ruidos de platos y el café, los besos de despedida y las últimas risas, él volvió a su casa a pasos de vereda con la certeza de que aquello se repetiría, porque a los condenados a cien años de soledad no le sirven las segundas oportunidades.

jueves, 2 de junio de 2011

Descalza camina



Tengo un perro tan pequeño como yo,
y sin embargo duerme él
debajo de la uña de un dedo de mi pie.
Pequeño perro dormido que estas en mí,
déjame dormir por hoy
debajo de la uña de un dedo de tu pie.

 A veces creo que vivo en en una poesía de esas que escribía cuando niño. Cuando reacciono me da risa y me pregunto ¿Cuánto tardaré en volverme loco? :)

miércoles, 1 de junio de 2011

Inverso

Antes escribía para acercarme,
para ir hacia ella cobarde,
escondido detrás de las palabras. 
Escribía para estirar el camino 
que de alguna forma andábamos. 
Con la esperanza de encontrar 
el verso mágico que pudiera tocarla, 
pero también para no jugarme, 
para no caminar por la cuerda hasta su lado. 
Antes escribía para no merecerla.
Ahora es distinto porque no se nada,
y me duelen las tripas y la extraño.
Ahora escribo para no escribirle.

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Aburrido y simple como un juego de ajedrez.