Su extraña presencia me fascina, entorpece mis pobres mecanismos, porque en realidad no está, o está en muchos lugares al mismo tiempo y entonces ya no se si está.
"Basta que alguien me piense para ser un recuerdo" dijo el poeta, ¿qué pensaría Oliverio de estas nuevas formas?
Ahora veo sus palabras en vivo y en directo, siempre aparece cuando la pienso, como si de alguna forma ya estuviera. No podría negar su presencia, si está ahí, que también es acá, y tal vez sus cosas traigan algo. Es tan fácil imaginar un código secreto de letras que nos unen, y en verdad nos unen, hasta que alguien más aparece, luego otro y otro y su presencia se esparce y se diluye como el agua o la música.
