Tu sonrisa suelta.: octubre 2013

martes, 1 de octubre de 2013

Los campos del hombre (Natalia los hombres y los silencios)

Ansiosos de futuro, los hombres se matan y desparraman sus pedazos por la tierra. Algunos miran de reojo a Natalia, con gesto de picardía como hacen los toreros, otros se mueren sin precauciones ni escandalo. 
Los silencios ya saben, y dejan su sombra pegajosa en el pasto reseco, tratando de evitar el destino.
Deliberadamente los hombres se acuchillan cada noche para que la carne húmeda de sangre florezca por la mañana. Luego entierran precavidos las cuchillas y se encierran en sus casas a escribir distinguidos y aparatosos discursos de bienvenida. 
Ante la confusión inerte de los silencios, se duermen satisfechos y sueñan infiernos venturosos y cielos pintados de explosiones radiactivas.
Pero el hombre, bípedo y complicado, es difícil de nacer, y a veces sucede que salen primero las cuchillas y se apuran a cortar papeles de cien y de veinte y con eso basta para que el tiempo gane.
Al amanecer, los silencios sufren horriblemente cuando ven asomar las puntitas filosas, que brillan por el campo como brotes espejados, y Natalia llora porque todo esto le parece espantoso y además tiene los pies anchos y nadie podrá prestarle zapatos.


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Aburrido y simple como un juego de ajedrez.